"Riesgo" es uno de los términos más utilizados en finanzas, pero también uno de los más vagos. Una de las razones es que existen muchos tipos. No obstante, un inversor con una cartera bien diversificada, invertida a través de una institución segura, tiene que preocuparse principalmente de dos. El primero no sorprenderá a nadie: que su inversión pierda capital. El segundo es menos obvio, pero el que más dinero hace perder a los inversores: su propio comportamiento. Para ilustrar estos riesgos analicemos dos tipos de activos: el efectivo y las acciones.
A nadie le pone nervioso tener efectivo, ya sea en una cuenta corriente, en un depósito bancario o en un fondo monetario, aunque esté prácticamente garantizado que va a perder dinero. Con los tipos de interés en negativo, la opción más atractiva son los depósitos, que rinden alrededor del 0,2% en España. Sin embargo, la rentabilidad real será de alrededor de -1,6% anual tras descontar la inflación a largo plazo, que se estima sea cercana al 1,8%. Mención aparte merecen los fondos monetarios. Debido a los tipos de interés negativos están predestinados a perder dinero incluso antes de restar la inflación y las comisiones de gestión. Si tu banco te ha recomendado uno, plantéate por qué.
Por otro lado, la inversión en renta variable es psicológicamente mucho más difícil para el inversor. El hecho de poder ver cada día, cada hora, cada minuto, como sube y baja, crea una serie de emociones que cuesta controlar. Si invertimos en acciones tiene que ser a largo plazo, 10 o 15 años como mínimo. Si tenemos esto claro, ¿qué importa lo que pase este mes? De hecho los movimientos del mercado son beneficiosos si vamos aportando nuevos ahorros periódicamente, como es el caso de la mayoría de ahorradores en fase de acumulación. Históricamente no ha habido períodos de 15 años con rentabilidad negativa desde que tenemos datos de los índices MSCI World y MSCI All Country World Index (lo cual no es garantía de que esto no pueda suceder en el futuro).
La rentabilidad esperada para la renta variable mundial en el largo plazo es de entre 3,75% y 6% anual aproximadamente. ¿Qué va a pasar en el corto y el medio plazo? Que va a fluctuar, y eso nos debería dar igual. Según un estudio de DALBAR (que actualiza cada año) los inversores obtienen un 5% menos de rentabilidad que los fondos de acciones en los que invierten. ¿Cómo puede ser? Básicamente tienden a dejarse llevar por sus emociones, de euforia cuando ven que su fondo ha subido y de miedo cuando ha bajado.
La buena noticia es que el más peligroso de estos riesgos, el emocional, es el más fácil de eliminar. Familiarizarse con los distintos tipos de activos financieros, trazar un plan y establecer una política de inversión antes de comenzar es fundamental. Contratar un asesor puede interesante. Es interesante también firmar el contrato del inversor inteligente elaborado por Jason Zweig, y tenerlo siempre a mano cuando las emociones nos invadan al ver nuestra cartera. De hecho, no mirarla demasiado es una buena idea. Como la mayoría de buenos consejos en las finanzas personales, estos pasos son simples, pero no fáciles.
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