En muchas situaciones de la vida existe una dicotomía, dos lados enfrentados entre si. La prensa suele enfocarse en el extremo desfavorecido. Las noticias sobre las subidas tipos de interés se centran invariablemente en el hipotecado (a tipo variable), obviando la otra parte de la ecuación: quien tiene ahorros puede esperar recibir más intereses. La subida del precio de la vivienda o el alquiler es negativa para los no propietarios, pero aumenta la riqueza de quiénes sí lo son.
Muchas veces no tenemos la posibilidad de situarnos en el lado que desearíamos, pero en muchas otras, con un poco de imaginación, sí se puede. Una persona que alquila un apartamento se puede poner en la situación del propietario si subalquila. Las suscripciones online son más baratas en países con niveles de precios más bajos que España, a pesar de poder utilizarse en todo el mundo. Siempre que es invierno en un sitio, es verano en otro.
Para producir bienes y servicios se necesitan dos elementos, trabajo y capital. El economista francés Thomas Piketty alertó hace tiempo de que el porcentaje de los beneficios que se lleva el capital es, en proporción, mayor al que se llevan los trabajadores. De hecho el Banco Central Europeo ha puesto el foco en que gran parte de la inflación actual se debe al aumento del margen de beneficio de las empresas sobre los productos que venden, mientras que los aumentos de los salarios se quedan atrás de las subidas de precios. Además, en España los rendimientos del capital tienen un tratamiento fiscal mucho más favorable que los del trabajo. Si una persona obtiene en un año 100.000€ brutos en dividendos, le quedarán 78.120€ netos, mientras que si recibe un salario de 100.000€ obtendrá 64.350€, un 21% menos. Estos datos son aún más desfavorables para el asalariado cuanto más aumenta la cantidad bruta a percibir. Al gestionar nuestras finanzas estamos, precisamente, tomando la posición del capital.
A la hora de invertir, identificar situaciones y actuar para situarnos en el lado con ventaja es esencial. Cuando los tipos de interés son bajos la renta fija resulta poco atractiva, pero en cambio podremos pedir préstamos baratos. Cuando pedimos prestado estamos trayendo dinero que vamos a ahorrar en el futuro al presente, y por lo tanto podemos disponer de éste para invertir en cosas que nos generen una rentabilidad mayor al interés que pagamos. Por el contrario, cuando los tipos de interés suben, aparece la oportunidad de invertir en renta fija. Asimismo, cuando la valoración de la renta variable se dispara (bajando su rentabilidad futura esperada) respecto a la de la renta fija, es momento de rebalancear la cartera, vendiendo acciones para comprar bonos.
Al contrario de lo que se muestra en películas y prensa, invertir no es tener 6 pantallas llenas de gráficos, mucha testosterona y un cuadro de un toro en la pared, sino estar tranquilos pero atentos y posicionarnos en el lado donde el sol más caliente.
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